PRÓLOGO
¿Quiénes son?, si se trata solo de un nombre la respuesta es sencilla: sus nombres son Luthien y Beren; pero si quieren saber más de ellos necesitan conocer su historia, la historia que les cambió la vida.
ELLA
Nunca sabes que es lo que va a suceder en la vida y este día no fue la excepción, estaba tan cansada de buscar, buscar trabajo, buscar a esa persona, buscar un plan.
Pero hoy por primera vez en muchos meses iba a dejar de buscar.
Me había metido a clases de Publicidad para poder matar el tiempo y sentir que hacía algo productivo, me emocionaba la idea de empezar algo nuevo pero todavía sentía que algo me faltaba.
Hoy sonó el despertador, como siempre lo apagué sin ánimos de despertarme. Me tenía que levantar si pretendía llegar a tiempo a mi primera clase, después de todo ¿qué más tenía que hacer? podía dormir regresando y ver la tele hasta que fuera de noche.
Me metí a bañar, desayuné un pan dulce y leche, como siempre me dio flojera prepararme un desayuno rico y me serví lo primero que encontré.
No tenía coche porque estaba esperando tener un trabajo para poder pagarlo, después de todo era una cosa que mis papás me siguiera manteniendo a los 25 años, pero hacerlos pagar un coche era diferente, bastante habían hecho ya por mí económicamente y sé el esfuerzo que representa para ellos.
Me fui a la estación de camiones, y como siempre el mío llegó tarde, ya estaba acostumbrada así que no me sorprendió, lo que si me sorprendió fue ver a la persona que estaba sentada hasta atrás, no sé como describirlo, su tez se podría decir que era morena, claro que comparado conmigo cualquiera que tenga un poco de color es moreno, era alto como de unos 1.80m, pelo ondulado color castaño obscuro, ojos verdes, o eso es lo que creo, es ese color que no se puede definir, depende del tipo de ropa y del humor de la persona, sus cejas eran gruesas pero bien formadas, su espalda era ancha y su brazos estaban marcados.
Me quedé helada, ¿qué me pasaba? me habían gustado muchas personas antes pero nunca había sentido esto, tuve que luchar con todas mis fuerzas para no mirarlo y sentarme en mi lugar. Después de todo que podía hacer, no lo conocía y él no había hecho nada para acercarse a mí.
Llegue a mi parada, me levanté de mi asiento y no pude evitar mirar hacia atrás, ¿me sonrió?, por supuesto que no, ¿cómo podía ser? Hoy iba a ser diferente, no me iba a aferrar, no iba a ir a contarle a mi amiga, no me iba a obsesionar, lo iba a dejar pasar.
ÉL
¿Por qué no puedo dejar de pensar en la niña que se subió en el camión?, ¿quién era?, ¿se subiría todos los días en el mismo camión o había sido una coincidencia?
Nunca tomo esa ruta, hoy había sido diferente porque me di cuenta que necesitaba comprar unas cosas para la oficina, la única papelería que está abierta 24 horas está a 15 minutos de mi casa, y como acabo de vender mi coche tengo que tomar el camión, la ruta no me convenía, hacía 30 min más a mi trabajo.
Al día siguiente me desperté justo a tiempo para alcanzar el camión, pero no lo pude evitar, quería volver a verla, así que me fui caminando a la otra parada, después de 15 minutos y sabiendo que muy probablemente iba a llegar tarde al trabajo, esperé el camión con la única esperanza de verla.
ELLA
No entiendo porque llevo horas arreglándome, muy probablemente no lo vea, sería mucha casualidad que volviera a estar en el mismo camión cuando es el camión que he tomado desde que salí de la universidad y nunca antes lo había visto. ¿Por qué no había cumplido con mi promesa?, ¿por qué me estaba volviendo a obsesionar?
Bueno, no me va a hacer mal verme mejor que de costumbre, de todas formas no es como que vaya a hablar con él, claro suponiendo que lo volviera a ver. Y en parte si había cumplido una de mis promesa, de menos no le había dicho a nadie y eso ya es mucho, normalmente siempre hablo de más y me acabo arrepintiendo de decir cosas de mi vida que de haberlo pensado un poco más, hubiera preferido guardármelas.
Por alguna extraña razón hoy me sentía mejor que de costumbre, estaba de buen humor, pero de verdad de buen humor, no estaba fingiendo como lo había hecho durante mucho tiempo.
Me preparé unos hotcakes, lo que era muy extraño ya que normalmente no me tomo la molestia de cocinarme algo que me lleve más de 5 minutos, con un vaso de leche con chocolate y el primer pan dulce que encuentro en mi camino tengo más que suficiente.
Me fui corriendo a la parada del camión, estaba emocionada, ¿por qué me estaba permitiendo hacer lo mismo, ilusionarse con alguien que no me había dado ningún indicio de estar interesado en mí?
Para mi sorpresa, al subirse al camión ahí estaba, en el mismo lugar del día anterior. Sentí nuevamente que me había sonreído, pero como iba a confiar en mis instintos si normalmente me traicionaban. Esta vez no estoy dispuesta a arriesgarme, no iba a permitir que me volvieran a lastimar, no iba a volver a dejar entrar a nadie.
ÉL
No lo podía creer, ahí estaba ella, ¿por qué sentía que me pertenecía si ni siquiera la conocía?, ¿cómo había logrado entrar a mi corazón cuando había prometido no dejar a nadie hacerlo?
Algo me dice que de ahora en adelante voy a tener que salir 40 minutos más tarde de mi trabajo porque todo parece indicar que esta va ser mi nueva ruta para ir a trabajar diario, o de menos mientras ella siga subiéndose en esta parada.
ELLA
¿Cómo es posible que esté aquí?, ¿cómo me puedo acercar a él?, ¿de dónde puedo sacar el valor de hablarle?, ¿dónde está mi confianza? Me está viendo, siento su mirada. ¿Cómo puedo conocerlo?
ÉL
No puedo dejar de mirarla, sin embargo ya llevo un mes viéndola diario, sabiendo que me ve y está pendiente de cualquier movimiento que hago, no sé cómo acercarme a ella, ¿cómo explicarle que estoy perdidamente enamorado de ella cuando ni siquiera la conozco?
ELLA
Hoy me voy a decidir. Necesito conocerlo. Su nombre es Beren, se lo acaba de mencionar a la persona con la que está hablando por teléfono, en cuanto cuelgue me voy a animar, hoy voy a hablar con él.
Ya colgó y aún no encuentro el valor, tengo miedo, miedo a que mi ilusión haya sido más grande que la realidad.
“¿Beren?” No lo puedo creer, acabo de decir su nombre en voz alta, y no solo eso, sino que lo escuchó, me volteo a ver, me quiero morir, tengo miedo.
¿Por qué se está acercando a mí?, ¿qué acabo de hacer?
ÉL
No lo puedo creer, por fin me saludó. Es el mejor día. Tengo que saludarla, tengo que explicarle todo lo que llevo sintiendo por ella durante todo este tiempo.
“Hola, sabes, no te conozco y ya te extraño, este camión no está en mi ruta, pero una vez que te vi en él, no me he podido convencer de tomar el que queda cerca de mi casa, simplemente no puedo arriesgarme a no volverte a ver”.
Me está sonriendo. No puedo creer que me esté besando, por fin me siento valiente. Todo el miedo que he sentido ha desaparecido. La quiero, quiero conocerla, quiero formar parte de su vida.
ELLA
Por fin me animé, me volví valiente, lo besé como nunca había besado a nadie. Solo se su nombre y siento que lo conozco de toda la vida.
¿Qué pasa?, no entiendo, apagaron las luces, los niños lloran. Para mi es el mejor día del mundo pero parece que algo pasa con el camión. Hay humo y me cuesta respirar. Tengo su mano pero parece que él tampoco puede hablar, tiene lágrimas en los ojos, ¿por qué yo no siento nada?
EL
Me duele todo, poco a poco empiezo a perder la sensibilidad de cada una de las partes de mi cuerpo, de lo único que estoy consciente es de ella, de su mano que tengo entre la mía. Me ve sin entender que es lo que pasa, no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. No la quiero perder. Solo se su nombre, se llama Luthien fue lo último que me dijo.
FIN
Nunca se volvieron a ver, los dos sobrevivieron pero creyeron que el otro había muerto. No tenían manera de volverse a encontrar. Sin embargo en toda su vida ninguno olvidó al otro y cada una de las acciones que realizaban y cada una de las decisiones que tomaban iban dedicadas a una persona, que durante un día amaron con toda su fuerza.
EPÍLOGO (ELLA)
Era un día más o eso creí yo, mi vida ha sido muy buena, tengo todo lo que desee, un esposo que me ama más de lo que hubiera podido pedir, 4 hermosos hijos por los que le agradezco a Dios todos los días, mi carrera profesional ha sido un éxito, aunque la he tenido que posponer durante unos años para hacerme cargo de mi familia. Pero esto no lo esperé.
Nunca me imaginé que iba a volver a tener noticias de él. Sin embargo esta mañana recibí la carta:
Luthien,
No sé cómo empezar esta carta, la he buscado desde hace mucho tiempo, solo conocía su nombre y no sabía si seguía viviendo.
Quiero que sepa que después de todos estos años nunca la olvidó, a pesar de que vivimos amándonos todos los días, sabía que compartía su corazón con usted. Le parecerá raro pero le quiero agradecer por haberlo enseñado a olvidar y a volver a amar. Beren murió hace un mes, pero apenas hoy me atreví a cumplir su última voluntad.
Gracias,
María.