El Pole Dance tiene muchos prejuicios hasta la fecha, nos jactamos de vivir en tiempos modernos en donde tenemos más libertades; sin embargo seguimos viviendo con prejuicios, y no sólo de la sociedad, sino que nosotros mismos nos imponemos. Se cree que es una disciplina que practican las taiboleras y ya por eso la juzgamos, sin embargo no vemos la fuerza, flexibilidad y valor que se requiere para practicarla.
Las clases de Pole Dance me han enseñado mucho, a ellas les debo el haberme recuperado de un momento difícil en mi vida, y no sólo eso, sino que me enseñó a comunicarme conmigo misma, a ser valiente, a esforzarme cuando mi mente se quería rendir pero mi cuerpo le demostró que puede con eso y más.
Practicando Pole Dance me sentí sexy, aprendí a moverme y dejé de creer que no era ni fuerte ni flexible.
Aprendí que tu cuerpo habla, y habla fuerte y claro. Que muchas veces no tienes el control y tienes que aprender a ser paciente. Que no te debes de comparar con los demás, sino nada más contigo misma, con quien eras antes y quien eres ahora; con lo que tu cuerpo podía hacer antes y con lo que logra ahora. Me enseñó que los límites están en mi mente, que el cuerpo es mucho más noble, más valiente y más protector.
Aprendí a negociar conmigo misma, con mis miedos y con mis inseguridades. Aprendí a aceptar que hay días en que mis miedos son más fuertes y que está bien; que hay días que mi cuerpo no tiene fuerzas, mientras que otros me sorprende con su energía.
Es raro hablar de mi cuerpo como si tuviera vida propia, pero descubrí que la tiene, que si lo escuchas puede ser un gran aliado para lograr todo lo que te propones.
Nunca había estado tan agradecida con mi cuerpo ni lo había querido tanto como ahora, descubrí su fortaleza. Mi cuerpo me dijo lo mucho que le importo y me di cuenta de cómo me cuida y busca mi seguridad en todo momento.
En este proceso he tenido a una gran maestra, que no sólo es prueba de lo que puedes hacer con tu cuerpo, sino que es muestra de lo que puedes lograr cuando te apasiona tu trabajo, es una persona que inspira seguridad, que te cuida, que te enseña a superar tus límites y a no rendirte.
¡Practicar Pole Dance ha sido toda una aventura!