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El dolor de los 30´s

Por
noviembre 11, 2020

A la mitad del tercer piso he descubierto que lo que más me ha dolido, ha sido perder amigos.

Alguna vez leí que la vida es como un tren, hay paradas en donde se suben personas y otras en donde se bajan. Durante mucho tiempo estuve parada en la puerta del tren, convenciendo a las personas que se quedaran, que el viaje se iba a poner bien. Pero hoy aprendí a quitarme de la puerta, a despedirlos con una sonrisa y a dejar espacio para que se suban nuevas personas que quieran hacer este gran viaje llamado vida conmigo.

Anteriormente había escrito esto para una amiga que se bajó de mi tren, intentándola convencer de que regresara, perdí el texto y estuve buscándolo por todos los lados. Ahora entiendo que lo perdí porque me toca despedir a mi amiga otra vez de mi vida, pero ahora sin culpas ni remordimientos, sino con una enorme sonrisa por todos los momentos vividos y todas las risas compartidas. Ya no le doy un boleto de regreso a mi tren por tiempo indefinido porque se que no somos las mismas personas y los asientos probablemente ya están ocupados. Pero si le dedico una sonrisa y le mando mi amor a la distancia.

Por el momento estoy remodelando mi tren, adornándolo con nuevos colores, nuevas texturas y nuevos olores que he descubierto en el camino. Dejando los asientos cómodos y poniendo mi música favorita. Estoy también arreglando algunas cosas que se rompieron en el viaje, a lo mejor no quedan como nuevas, pero esos parches son nuevos adornos que le dan un toque acogedor.

Estoy dejando mi tren listo para recibir nuevos pasajeros, nuevos amores, nuevos dolores y nuevas experiencias. Pero eso sí, me reservo el derecho de admisión.

Te invito a mi tren por el tiempo que dure tu viaje en él; y si decides bajarte, te despediré con una sonrisa, y  viviré con ilusión por lo que me depara este gran viaje llamado vida.

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